Autoría: Chema


6 de marzo de 2025

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El sueño es fundamental para el desarrollo de los niños pequeños. Dormir bien contribuye a su crecimiento físico, al desarrollo de su cerebro y a la consolidación de la memoria. Además, fortalece su sistema inmunológico y regula su estado de ánimo, ayudándolos a estar más atentos, tranquilos y
receptivos durante el día. Un buen descanso también mejora su capacidad de aprendizaje y reduce la irritabilidad y estrés. Sin embargo, establecer un buen hábito de sueño puede ser un desafío.
A continuación, te damos algunas pautas concretas para ayudar a tu pequeño a dormir mejor.
1. Establecer una rutina nocturna
Los niños necesitan rutina y previsibilidad. Crea una secuencia de actividades antes de dormir, como un baño relajante, un cuento y un abrazo. Esto les ayudará a asociar estas acciones con la hora de dormir.
2. Fijar un horario regular
Es importante que tu hijo se acueste a la misma hora todos los días. Esto regula su reloj biológico y facilita el sueño.
3. Crear un ambiente apropiado
La habitación debe ser cómoda, oscura y con una temperatura agradable. Evita ruidos y luces fuertes. Un peluche o una luz tenue pueden ayudar a los niños que sienten miedo a la oscuridad.
4. Evitar pantallas antes de dormir
Las pantallas de televisores, tabletas y teléfonos emiten luz azul, que altera la producción de melatonina, la hormona del sueño. Es recomendable apagar dispositivos al menos una hora antes de acostarse.
5. Reducir el consumo de azúcares
Alimentos y bebidas con azúcar (como el chocolate) pueden alterar el sueño de los niños. Lo ideal es ofrecer cenas ligeras y evitar estos productos en la tarde-noche.
6. Fomentar la actividad física
El ejercicio durante el día ayuda a los niños a gastar energía y dormir mejor por la noche. Sin embargo, evita juegos muy activos justo antes de dormir, ya que pueden excitarlos demasiado.

7. Ser paciente y consistente
Cada niño tiene su propio ritmo. Si al principio cuesta trabajo establecer la rutina, mantén la calma y sé constante. Con el tiempo, el pequeño se acostumbrará y dormirá mejor.
Ayudar a tu hijo a desarrollar un buen hábito de sueño es un regalo para su bienestar. Con una rutina establecida, un ambiente propicio y buenos hábitos diarios, tu pequeño podrá descansar mejor y afrontar cada día con energía y
alegría. ¡Dulces sueños!

Beatriz González. Colegio Santa Mónica

Autoría: Lucia Jorquera


16 de febrero de 2025

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Hoy en día, con la escolarización temprana de los niños, y nuestros horarios laborales, la gran mayoría de nosotros no comemos en casa. Los comedores escolares se han convertido en nuestros grandes aliados para conciliar vida laboral y familiar. Eso nos lleva a que se esté  perdiendo algo que antes era mucho más habitual: comer en familia.

Beneficios emocionales y educativos de comer juntos

Desayunar, comer o cenar todos juntos, supone un momento de unión (a veces también de discusiones), de poder compartir información, de organización del día con todas las tareas y eventos familiares que tengamos a la vista, etc.

Pero más allá de eso, comer o cenar  en familia es un eficaz medio para el diálogo, la conversación familiar y la educación de nuestros hijos.

Respetar ese momento, compartir  toda la familia un tiempo  y que ellos sean partícipes aunque sean pequeños conlleva más aspectos positivos que el hecho de no hacerlo. 

Muchos estudios llegan a la conclusión de que en  las familias que comen o cenan juntos la relación es mucho mejor, aumenta la calidad del estudio entre adolescentes, y disminuye el riesgo de consumir drogas, alcohol y el uso sin control de pantallas.

Para ello, lógicamente seremos los adultos los que nos adaptemos al principio a los horarios infantiles. Cenar pronto  para que los más peques puedan sentarse alrededor de la mesa y contarnos lo que hemos hecho durante el día es algo que ellos irán interiorizando como una rutina más de su vida. 

Fomentar ese diálogo, la buena relación entre unos y otros, que ellos se sientan protagonistas y parte importante del núcleo familiar son varios de los aspectos positivos de poder sentarnos todos juntos alrededor de la mesa.

Será un momento en el que ellos también tendrán su tiempo para contar y compartir sus historias, tan importantes para ellos. Qué tal ha ido nuestro día, y el suyo en el colegio. animarles a contarnos sus problemas, haciéndoles partícipes también de lo que hemos hecho mamá o papá a lo largo del día. Si nos acostumbramos y les acostumbramos a ello desde pequeños, será mucho más fácil que según vayan creciendo nos sigan contando sus vivencias, problemas, preocupaciones, etc

Normas y hábitos para crear un ambiente familiar saludable

Pero este momento también será un tiempo para introducir normas familiares (que en cada casa serán distintos):

  • No introducir dispositivos en las comidas. Esto, lógicamente será válido para mayores y pequeños. No podremos decirles que no pueden cenar con el móvil si nosotros estamos con él en la mesa.
  • No comer con la televisión encendida.
  • Respetar los tiempos de conversación. Esto suele resultar un problema con niños pequeños.
  • No levantarnos de la mesa hasta que  hayamos terminado todos. Cuando hay varios hermanos es muy típico que si uno ha terminado se quiera ir, lo que conllevará a que otros quieran hacerlo, hayan terminado o no de cenar. 
  • Ayudar a poner la mesa o retirar los platos al finalizar, colaborar en la recogida, etc. Esas pequeñas tareas del hogar en las que ellos pueden ser partícipes.
  • Potenciar también la higiene personal: nos lavamos las manos antes de sentarnos a la mesa, o los dientes cuando terminemos.

Esta magia de sentarse alrededor de una mesa, que con la vorágine de nuestro día a día se está perdiendo, es una forma maravillosa de unir lazos, de hacer planes familiares, de contar y revelar nuestras inquietudes, ilusiones y quizás algún secreto. Tiempo mágico para introducir valores y crear lazos familiares que les ayudarán cuando sean mayores. Esos momentos que recordarán y les acompañarán el resto de su vida.

Lucía Jorquera. Colegio Nclic

Autoría: Chema


12 de febrero de 2025

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Como padres y profesores, nuestra meta en la educación de los hijos y nuestros alumnos  es conseguir que sean felices. Transmitirle a cada uno que tienen un gran valor y ayudarles a que construyan una percepción de sí mismos sana y positiva. Para ello debemos proporcionarles un entorno lleno de confianza, respeto, afirmación y amor. 

Los niños deben saber que, sin importar lo que hagan, siempre serán amados y valiosos. Este tipo de amor incondicional crea un ambiente seguro en el que los niños pueden crecer, aprender y explorar sin miedo al rechazo.

Un proceso que dura toda la vida

La autoestima se va formando a lo largo de la vida. Este proceso no es inmediato ni automático; requiere tiempo, paciencia y un enfoque constante que se adapte a las distintas etapas del desarrollo del niño. Los adultos debemos ser modelos para los más pequeños, para que estos puedan aprender de las experiencias que les aportamos. 

En la primera infancia, el lenguaje del amor que ellos reciben son abrazos y caricias que les damos, atendiendo a sus necesidades básicas y haciéndoles ver qué nos tienen para lo que necesiten. 

A medida que van creciendo, nuestro afecto, nuestras palabras afirmativas y la validación emocional serán necesarias para alcanzar este proceso. Irán desarrollando su autoconcepto, identificando sus fortalezas y sus debilidades y aceptándose tal y como son. Durante la infancia, deberemos enseñarles los límites y normas para vivir en sociedad, aportándoles seguridad en sus respuestas, fomentaremos su autonomía y les inculcaremos el valor del esfuerzo y la perseverancia, siempre escuchándoles y mostrándoles que les queremos por lo que son, no por lo que hacen. 

En la etapa adolescente, etapa crítica para la formación de la autoestima, ya que los adolescentes son más conscientes de sí mismos, pasan por muchas transformaciones físicas, emocionales y sociales y empiezan a compararse con otros. Los adultos debemos tener más paciencia con ellos, escucharles mucho demostrándoles que nos importan, valorar los esfuerzos que hagan y no solo los resultados, ayudarles a entender que equivocarse es parte del proceso de crecimiento y que no deben castigarse por sus fallos sino aprender de ellos y ser resilientes. Es positivo permitirles tomar decisiones y asumir responsabilidades, ayudarles a identificar y valorar sus talentos y cualidades positivas, a que lleven un estilo de vida y relaciones sociales saludables y a mostrarles todo lo que les queremos. 

La importancia del entorno y las experiencias en la formación de una autoestima saludable

La autoestima sana, una de las píldoras de la felicidad, se forma de las experiencias que vivimos, los hechos, las acciones, las decisiones, aciertos, las respuestas de los demás ante lo que dijimos, hicimos y transmitimos, los pensamientos que albergamos, los sentimientos, las emociones que sentimos y las sensaciones que percibimos. 

Por lo tanto, los adultos tenemos un papel fundamental en la enseñanza de nuestros hijos y la clave está en proporcionarles un entorno en el que se sientan aceptados, valorados y capaces de enfrentar desafíos. 

Paloma Castellanos. Colegio María Teresa

Autoría: Lucia Jorquera


13 de diciembre de 2024

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Que nuestros hijos tengan una buena relación entre ellos  o se lleven como el perro y el gato, depende en gran medida de lo que nosotros fomentemos.  Esa relación es un pequeño árbol que tenemos que regar, podar y cuidar para que crezca sano y fuerte.

Antes de nada, hemos de asumir que cierta rivalidad entre ellos es absolutamente normal. Peleas y discusiones serán habituales en casa y  no hay que alarmarse ni preocuparse. Pero sí podemos fomentar una buena sintonía para que la buena relación fluya y seamos todos parte de un mismo equipo.

Compartimos algunos tips para gestionar y mejorar la relación entre hermanos: 

  1. Ser consciente de que cada uno de nuestros hijos es diferente, con distinta forma de ser. Les queremos a todos por igual, pero de distintas formas. 
  2. Evitar tratarlos por igual. A veces hay una pequeña obsesión en el trato igualitario. Si son distintos entonces cada uno tendrá unas necesidades distintas en uno u otro momento. Les tendremos que dar lo que necesita cada uno, y eso no tiene por qué ser necesariamente lo mismo. 
  3. Debemos tratar de evitar esas comparaciones. Son distintos y por ende, no debemos caer en la tentación de “hacerles iguales”. Uno será más hábil, otro más responsable o más cariñoso, y  eso no les hace mejores o peores. 
  4. Una de las claves es conocer bien a cada hijo y reconocer las cualidades y el potencial que tiene cada uno. 
  5. Exigir a cada uno lo que podemos exigir. No sólo por las distintas maneras de ser sino también por la edad. No podemos pedir lo mismo a un hijo de 10 años que a uno de 7. Es un equilibrio difícil de conseguir, porque aquí entran también las pequeñas envidias y celos, pero según vayan creciendo ellos irán entendiendo este matiz. Cuando son pequeños es muy complicado entenderlo. 
  6. Otra rama de este árbol de la relación entre hermanos es el respeto. Algo que muchas veces en casa vemos que no se cumple. Niños que fuera de casa (en el colegio, en el entorno social) son muy respetuosos con los demás, pero no lo son con sus hermanos. Han de respetar sus gustos, sus manías, su habilidades y debilidades, sus sentimientos…. Muchos de los pequeños conflictos que vemos en casa vienen por una falta de respeto a la propiedad. “Me ha quitado esto”, “No quiero que entre en mi cuarto”, etc. Y ese respeto, ha de ir también en línea ascendente/ descendente. Si nosotros como adultos no les respetamos, será complicado que lo hagan entre ellos.
  7. Es positivo darles momentos de exclusividad,  sobre todo cuando son pequeños.  Que cada uno de ellos tenga algún momento suyo, en el que él sea el protagonista o en el que nos tengan un ratito sólo para ellos. Es bueno que se echen de menos a veces, que tengan cosas que contarse. Al igual que en una relación de pareja cada uno ha de tener su pequeña parcela, los hermanos también han de tenerla. No pueden estar 24hrs al día juntos.  
  8. Sentir que la familia es un equipo, y ellos han de ser parte de él, sentirse uno más. En un equipo todos son importantes, todos tienen su función. Si tenemos objetivos comunes es más fácil que la relación sea buena. Si cada uno rema en una dirección el barco no avanzará. Buscar momentos en los que toda la familia hagan actividades juntos. Nuestro dia a dia y  la dificultad de conciliar trabajo y familia nos absorbe tanto que no nos damos cuenta de que cada vez pasamos menos tiempo en familia. Hay que buscar tiempos en los que todos disfrutemos de momentos de calidad.

 

A pesar de todo, habrá conflictos, momentos de discusión, y ellos tendrán que aprender a gestionarlos. No podemos estar mediando siempre entre ellos. Nuestra tarea será ir dándoles herramientas para que, según vayan creciendo, puedan hacerlo ellos mismos. Y nosotros siempre estaremos allí si nos necesitan. 

Tener hermanos es una inmensa suerte. Un compañero de juegos, de confidencias, muchas veces el guardián de nuestros secretos, nuestro cómplice. 

Ese vínculo entre ellos es uno de los más importantes que van a tener en su vida y hay que cuidarlo y regarlo cada día para que crezca sano y fuerte.

Autor: Lucía Jorquera (Colegio Nclic)

Autoría: Lucia Jorquera


13 de noviembre de 2024

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Para ello es fundamental crear un apego seguro en nuestros bebés, es decir, un vínculo emocional seguro y  sano. Una relación con nosotros basada en la confianza y el afecto que les irá proporcionando,  según vayan creciendo,  una buena autoestima y las herramientas necesarias para ir poco a poco enfrentándose a la vida.

¿Cómo podemos construir un apego seguro?

Para comenzar, tenemos que aceptar a nuestros hijos e hijas tal y como son. Respetar lo que sienten y cómo lo sienten. Solo así podremos ayudarles a gestionar los problemas. No podemos pretender que un niño se acepte a sí mismo (o a los demás) si nosotros no les proyectamos eso mismo. Eso no significa que: “como estoy furioso, puedo agredir al de al lado, o romper un objeto”. Habrá que ir enseñándoles precisamente a eso, a gestionar esas emociones, entendiéndolas y encaminándoles a saber expresarlas y controlarlas.

Si desde pequeños estamos a su lado, mostrándoles nuestra empatía, nuestro cariño y nuestro apoyo, ellos sentirán seguridad, serán capaces de mostrar lo que sienten, de expresar cómo se sienten de manera adecuada y aprenderán a gestionarse. Ellos sabrán que nosotros siempre estaremos a su lado si nos necesitan, y así mismo se sentirán con la seguridad y confianza en nosotros para pedirnos esa ayuda, sin miedo al rechazo, sin miedo a sentirse incomprendidos. Esto está muy unido a la exploración de su entorno (físico y social). Si no les damos confianza y seguridad en sí mismos, no serán capaces de soltar nuestra mano para explorar, para relacionarse con otros. 

Tenemos que estar ahí para atenderles, ayudarles a calmarse (cuando son pequeños no saben hacerlo solos). ¿Por qué un bebé que está llorando,  cuando su madre le coge se calma? Por ese vínculo, esa tranquilidad y seguridad que siente con ella. Quizás no sepamos qué le pasa o cómo le podemos ayudar, pero ese simple abrazo ya es un mundo para ese bebé.

Cuando son un poquito más mayores (2-3 años) muchas veces no saben lo que les pasa, o no son capaces de verbalizarlo. Se sienten desbordados (y nosotros como adultos también) pero un abrazo, sentarnos  a su lado y hacerles ver que estamos con ellos les tranquiliza, se van relajando y a partir de ahí es cuando podemos empezar gestionar el problema. Siempre desde la calma.

No solo el contacto físico es importante, sino el contacto visual, la escucha activa. Sentirnos escuchados, ver como papá o mamá le están mirando, observando y escuchando les hace sentir que realmente nos importa lo que les está pasando. A nadie nos gusta estar hablando a otra persona y que no nos mire a la cara, o parezca que no nos está escuchando porque a la vez está haciendo otra cosa. Démosles la importancia que se merecen. No podemos atenderles si a la vez estamos contestando a un mail o poniendo la cena. No cuesta nada dejar un momento lo que estemos haciendo y dedicarles la atención que merecen. 

Otra parcela importante del apego seguro es darles la confianza en sí mismos necesaria para que vayan afrontando solos sus pequeñas inseguridades, vayan enfrentándose a su pequeños-grandes retos. Ellos son capaces, pero muchas veces nuestros propios miedos no nos permiten dejarles “volar”. Tienen que aprender a saltar, caerse y levantarse. Y ahí estaremos nosotros si nos necesitan, pero muchas veces nos adelantamos a esa caída por evitar que sufran, sin darnos cuenta de que no les estamos haciendo ningún favor siendo su colchón permanente. Caemos en la sobreprotección.

Crear un apego seguro desde el nacimiento nos dará un niño con buena autoestima, confianza en sí mismo, y con las herramientas necesarias para poco a poco enfrentarse al mundo. 

Autor: Lucía Jorquera (Colegio Nclic)

Autoría: Maria Jesus Olmo


4 de noviembre de 2024

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Cada año, cada curso y cada clase son diferentes, y como buen maestro es esencial adaptarse a las cualidades y necesidades de cada alumno. No siempre funciona lo mismo para todos, por lo que es necesario contar con una variedad de recursos disponibles para que el aprendizaje pueda llegar a cada uno.

¿La mejor metodología? En primer lugar, siempre será aquella que se hace desde el corazón, con cariño. Todo lo que se hace con amor tiende a dar buenos resultados. Ahora bien, después de esto, ¿Qué podemos hacer en el aula para conectar con nuestros alumnos?

Si combinamos distintos métodos, podemos contar con una amplia gama de posibilidades. A través del juego, podremos motivar a cada alumno, despertando su interés y ganas de aprender.

De María Montessori, podemos aprender el valor del orden, la concentración, el cuidado del material y la relación con la vida cotidiana.

 

 

También podemos incorporar el cubo de aprendizaje, inspirado en Reggio Emilia. Este método estimula todos los sentidos y potencia tanto la capacidad emocional como intelectual de cada alumno. Usamos una gran variedad de materiales que podemos adaptar según la temática y las fechas del calendario. En este caso, hicimos una propuesta otoñal, basada principalmente en el color amarillo, en una clase de 1 a 2 años.

El cubo de experiencias es un juego libre que permite a cada niño explorar a su propio ritmo los elementos a su alrededor, desarrollando su imaginación y su deseo de descubrir y aprender.

 

 

¿Qué más actividades podemos incluir en el día a día? ¡La tuff tray! Curiosamente, su origen está en el Reino Unido como una bandeja grande y resistente pensada para mezclar cemento en obras de construcción, pero pronto se volvió popular en la educación infantil. Ofrece una gran variedad de usos: actividades sensoriales, juegos de agua, propuestas temáticas, y mucho más. Su tamaño permite que varios niños jueguen juntos, explorando los diferentes materiales de forma creativa.

 

 

Y para finalizar… ¿Qué opinamos de las fichas? No son tan malas si se usan ocasionalmente. Permiten reforzar el contenido trabajado y centrar la atención en un espacio reducido durante unos momentos, ayudando a los niños a concentrarse desde edades tempranas. Son muchos sus beneficios ya que nos ayudan a desarrollar habilidades motrices finas, como el trazo y la coordinación mano-ojo. 

Desde la etapa de infantil es importante entender que no existe una única metodología válida en la enseñanza; en realidad, cada enfoque tiene sus propias ventajas. 

Al integrar en el aula diversas estrategias y técnicas, podemos ofrecer una experiencia de aprendizaje más rica y variada. Esto no solo es enriquecedor para el desarrollo de los niños, sino que también les permite explorar diferentes formas de aprender y crecer. Al valorar y aplicar metodologías variadas, estamos construyendo una base sólida para un futuro lleno de posibilidades.

En resumen, si combinamos un poco de cada método, podemos formar grandes personas con grandes futuros, los días serán mucho más amenos y más divertidos, ¡A por ello!

Autor: María Jesús Olmo  (Colegio Alborada)

Autoría: Pilar Miguel


17 de septiembre de 2024

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La etapa infantil, especialmente durante los primeros tres años de vida, es crucial para el desarrollo cognitivo de los niños. Durante este período, el cerebro está en constante crecimiento, y actividades simples pueden ayudar a fomentar la memoria y las habilidades cognitivas desde edades muy tempranas. Los padres juegan un papel fundamental en este proceso, y a través de juegos y actividades lúdicas, pueden estimular el desarrollo de la memoria de manera divertida y efectiva.

A continuación, te compartimos algunas ideas de juegos para ejercitar la memoria de niños en etapa infantil:

1. El juego del escondite con objetos

Este juego sencillo ayuda a los niños a desarrollar su memoria de reconocimiento y ubicación espacial.

  • Cómo jugar: Escoge un objeto familiar para el niño, como un juguete o peluche. Enséñaselo primero y luego escóndelo parcialmente debajo de una manta o detrás de un cojín. Anima al niño a encontrar el objeto.
  • Beneficios: Ayuda a los niños a recordar la ubicación del objeto, favoreciendo la memoria espacial y la concentración.

2. Canciones con movimientos

Las canciones son una excelente herramienta para mejorar la memoria verbal y auditiva.

  • Cómo jugar: Canta canciones simples con movimientos repetitivos, como «Los cinco lobitos» o «La vaca Lola». Involucra a tu hijo en los gestos, y repite las canciones varias veces.
  • Beneficios: Las repeticiones refuerzan la memoria auditiva y ayudan a los niños a asociar palabras con acciones, mejorando su capacidad para recordar y repetir secuencias.

3. Juegos de encajar formas

Las actividades de encajar piezas o formas no sólo desarrollan habilidades motoras, sino también la memoria visual.

  • Cómo jugar: Utiliza un juguete de formas geométricas donde el niño tenga que colocar piezas en los huecos correspondientes. Al principio, ayúdalo a recordar dónde encajan las formas, y poco a poco deja que lo haga solo.
  • Beneficios: Este tipo de juego refuerza la memoria visual y espacial, además de promover la resolución de problemas.

4. Cajas sorpresa

Este juego estimula la curiosidad del niño y su capacidad de recordar lo que vio anteriormente.

  • Cómo jugar: Llena una caja con diferentes objetos pequeños (juguetes, cucharas, pelotas). Muestra uno o dos objetos al niño, luego guárdalos y pregúntale cuál de los objetos vio antes.
  • Beneficios: Ayuda a los niños a desarrollar la memoria a corto plazo, al recordar los objetos que se les mostraron previamente.

5. Imitación de gestos

La capacidad de imitar es una forma en que los niños pequeños desarrollan sus habilidades cognitivas y su memoria.

  • Cómo jugar: Realiza gestos sencillos como aplaudir, señalar o tocar la nariz, y anima al niño a imitarte. Luego introduce una secuencia de gestos y observa si el niño puede recordar y reproducir la secuencia.
  • Beneficios: Este juego ayuda a los niños a mejorar su memoria secuencial y a recordar patrones de movimientos.

6. Juegos de parejas (Memoria visual)

Aunque los niños más pequeños quizás no comprendan por completo las reglas de un juego de memoria tradicional, puedes adaptar la idea a su nivel.

  • Cómo jugar: Coloca varias tarjetas boca abajo, con imágenes que el niño conozca, como animales o colores. Empieza con pocas tarjetas, y ve aumentando a medida que el niño crece y su capacidad de memoria se desarrolla. Anímalo a encontrar las parejas.
  • Beneficios: Este tipo de juego fortalece la memoria visual y la concentración.

7. Libros con repetición

La lectura es una excelente manera de mejorar la memoria, y los libros con historias repetitivas son ideales para los niños pequeños.

  • Cómo jugar: Escoge libros con frases o escenas repetitivas, como “Brown Bear, Brown Bear, What Do You See?”. A medida que leas, deja que el niño anticipe lo que sigue, ayudándole a recordar y predecir lo que viene en la historia.
  • Beneficios: Ayuda a los niños a fortalecer su memoria auditiva y verbal, además de fomentar el lenguaje.

8. Recordar rutinas diarias

Las rutinas también son una herramienta importante para ayudar a los niños a desarrollar su memoria.

  • Cómo jugar: Haz que el niño participe en las actividades diarias, como vestirse o recoger sus juguetes, y pregúntale cuál es el siguiente paso en la rutina. Por ejemplo: “¿Qué hacemos después de ponernos los zapatos?”.
  • Beneficios: Las rutinas diarias refuerzan la memoria secuencial y ayudan a los niños a recordar acciones y pasos de manera lógica.

9. Juegos de clasificación

Los juegos de clasificar objetos por color, tamaño o forma ayudan a los niños a mejorar su capacidad de observación y memoria.

  • Cómo jugar: Utiliza bloques de construcción o juguetes de diferentes colores y formas, y pídeles que los clasifiquen en grupos. Puedes ir aumentando la complejidad a medida que el niño progresa.
  • Beneficios: Fomenta el pensamiento lógico y la capacidad de recordar categorías y patrones.

10. El espejo mágico

Los juegos de observación y recuerdo son perfectos para desarrollar la memoria a corto plazo.

  • Cómo jugar: Coloca varios objetos en una bandeja y deja que el niño los observe durante unos segundos. Luego cúbrelos con una tela y retira uno de los objetos. Anima al niño a recordar qué objeto falta.
  • Beneficios: Este juego refuerza la memoria a corto plazo y la concentración, enseñando a los niños a prestar atención a los detalles.

Incorporar estos juegos a la rutina diaria no solo fortalecerá la memoria de los niños, sino que también creará momentos valiosos de conexión familiar. ¡Diviértete jugando y aprendiendo con tu pequeño!

Autoría: Chema


27 de junio de 2024

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Como padres y educadores, es vital comprender cómo una dieta equilibrada puede influir en la vida de sus hijos y qué pasos pueden tomar para asegurar que reciban los nutrientes necesarios.

La relación entre alimentación y desarrollo cognitivo

La nutrición juega un papel crucial en el desarrollo del cerebro. Nutrientes como los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del complejo B, el hierro y el zinc son esenciales para el desarrollo cognitivo. Estudios han demostrado que los niños bien alimentados tienden a tener mejores resultados en pruebas de memoria, atención y resolución de problemas.

Sugerencia: Incluye en la dieta de tu hijo alimentos ricos en estos nutrientes, como pescado, nueces, verduras de hoja verde, carne magra y legumbres.

Impacto en el rendimiento académico

Una alimentación equilibrada puede mejorar el rendimiento académico de los niños. Desayunar, por ejemplo, está asociado con una mayor capacidad de concentración y mejores habilidades de resolución de problemas. Los niños que no desayunan suelen mostrar un rendimiento académico más bajo y tienen más dificultades para mantenerse enfocados en clase.

Sugerencia: Asegúrate de que tu hijo comience el día con un desayuno nutritivo que incluya proteínas, carbohidratos complejos y frutas.

Bienestar emocional y comportamiento

La alimentación también influye en el comportamiento y el bienestar emocional de los niños. Una dieta alta en azúcares y alimentos procesados puede llevar a fluctuaciones en el estado de ánimo y problemas de comportamiento. Por el contrario, una dieta rica en nutrientes puede promover la estabilidad emocional y un comportamiento positivo.

Sugerencia: Limita el consumo de azúcares y alimentos procesados en la dieta de tu hijo, optando por opciones más saludables como frutas, verduras y granos enteros.

Promoviendo hábitos alimentarios saludables

Establecer buenos hábitos alimentarios desde una edad temprana puede tener un impacto duradero en la salud de los niños. Los hábitos aprendidos en la infancia suelen mantenerse en la edad adulta, por lo que es importante fomentar una alimentación saludable desde el principio.

Sugerencia: Involucra a tu hijo en la preparación de las comidas y enséñale sobre la importancia de una dieta equilibrada. Hacer que participen puede aumentar su interés por probar nuevos alimentos saludables.

La importancia de la hidratación

No solo los alimentos son importantes; la hidratación adecuada es esencial para el bienestar general de los niños. El agua es fundamental para todas las funciones corporales, incluyendo el funcionamiento del cerebro y la concentración.

Sugerencia: Asegúrate de que tu hijo beba suficiente agua a lo largo del día, especialmente durante las horas escolares. Evita las bebidas azucaradas y fomenta el consumo de agua y jugos naturales.

Conclusión

Los padres y educadores tienen un papel fundamental en la promoción de una alimentación saludable en sus hijos y sus alumnos. Al proporcionar una dieta equilibrada y nutritiva, no solo están apoyando su crecimiento físico, sino también su desarrollo cognitivo, rendimiento académico y bienestar emocional. Implementar hábitos alimentarios saludables desde temprana edad es una inversión en el futuro de sus hijos, asegurándoles una vida más saludable y feliz.

Autoría: Lucia Jorquera


6 de junio de 2024

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¿Por qué retan los niños?

Los eventos que hacen que los niños desafíen a sus padres pueden ser muy variados e ir desde la negativa a acciones tan simples como bañarse, vestirse, recoger su habitación, saludar a alguien, salir de casa o de un lugar donde lo estén pasando bien, hasta cuestionar nuestras decisiones y mostrarse abiertamente hostiles.

Aquí lo verdaderamente importante no es el desafío, sino nuestra reacción, ya que de esto dependerá en gran medida, las futuras conductas que nuestros hijos presenten ante situaciones similares.

Los padres necesitamos armarnos de paciencia y permanecer tranquilos, ya que se trata de un periodo importante en el desarrollo infantil. Se trata de la fase de autoafirmación que suele desaparecer hacia los 6 años. Los desafíos forman parte de la exploración de los límites, son normales y adaptativos: cumplen una función. Pero esto no quiere decir que no necesitemos poner orden en estas conductas.

Algunos consejos a la hora de actuar ante estos comportamientos:

1.- La constancia es clave para controlar un desafío. Si imponemos consecuencias de manera intermitente, nuestros hijos no aprenderán que su comportamiento está mal y, de hecho, llegarán a pensar que en ocasiones obtienen beneficios a cambio y nos retarán siempre. Por lo general es recomendable mantener la calma en el momento del conflicto, corregir la mala conducta sin alterarnos, y posponer la reflexión sobre ello a un momento posterior, cuando ya esté calmado. Entonces deberemos explicar cómo nos hace sentir su conducta, establecer consecuencias negativas si las consideramos necesarias y escuchar cómo vive y cómo se siente él cuando actúa así.

2.- No entrar al juego: Debemos avisar sobre las consecuencias que habrá si siguen actuando de esta manera. Si tras esto persisten, tenemos que aplicar lo que hemos avisado. Esto a veces puede resultarnos difícil, sobre todo cuando volvemos cansados o estresados del trabajo, pero debemos evitar el típico comentario de “porque lo digo yo”, ya que no nos beneficiará en la extinción del problema.

3.- Usar el refuerzo positivo: No se trata de usar premios materiales (que a veces también podemos usar), sino el refuerzo social (abrazos, besos o lenguaje positivo). Esto hará que reforcemos el proceso de crecimiento y les animará a querer hacer las cosas bien porque a ellos les gusta ver que nosotros estamos orgullosos de ellos.

Esto lo tendremos que hacer no solo cuando haya habido un conflicto previo, si no en cualquier situación que sea propicia. Por ej: “Estoy orgullosa de ti…”, “me encanta cuando…”

Después, podemos usar el refuerzo de hacer una actividad que les guste, todos juntos: ir al parque, salir con el balón o la bici, o ir a comprar un helado

4.- Hablar de manera clara y directa: Hemos de ser claros en nuestros mensajes. Que entiendan claramente la orden, lo que hay que hacer y la consecuencia directa. Siempre es mejor hacerlo de manera positiva, que vean lo que ganamos: “Si nos vestimos rápido tendremos más tiempo para jugar en el parque”. “Si cenas bien, podemos jugar juntos un ratito antes de dormir”. Eso les hará querer hacer las cosas bien. Solemos tender a usar la consecuencia negativa de sus actos: “Si no cenas, te vas a la cama directo”. En el fondo, eso es usar de manera velada la amenaza, y si lo que quieren es buscar nuestro límite, puede que intenten ver si realmente lo cumplimos.

5.- Ser claros en las consecuencias: cumplir lo que hemos dicho. Para lo bueno y para lo malo, hemos de cumplir con lo que les hemos dicho. Por eso es importante tener claro lo que vamos a aplicar si hacen/no hacen algo. De lo contrario, nos estaremos quitando a nosotros mismos la autoridad, y eso hará que entiendan que lo que decimos cae en saco roto.

Si le decimos que si no recoge tiraremos los juguetes a la basura, pero luego no lo hacemos, o primero lo tiramos, y al rato lo sacamos, nuestra autoridad también se va a la basura.

** Nunca pegar es una opción: usar el castigo físico no lleva a nada bueno, y lo que están entendiendo es que la violencia física es justificable cuando estamos enfadados, y ellos también la aplicarán. Si me quitan un juguete, pego, si quiero un juguete, lo arranco, agredo, etc

6.- Aplicar el tiempo fuera: Le tenemos que explicar por qué su comportamiento es inaceptable y llevarlo al lugar designado como de «tiempo fuera». Por ejemplo: si tiras la comida, no puedes estar con nosotros en la mesa. Primera consecuencia: salimos fuera de la situación; Segunda consecuencia: pasado esos 2-3 minutos (no más para un niño de esta edad), ha de recoger lo que ha tirado antes de poder volver a sentarse. Ese tiempo fuera debe ser en un lugar que no tenga nada con lo que jugar, y a la vista, para que él/ella también vea que lo que se está perdiendo le gusta. No dedicarle atención en ese tiempo, ignorar llantos, patatelas, etc.

7.- Ignorar malos comportamientos: Solo buscan llamar nuestra atención, y si lo consiguen, es cuando refuerzan ese comportamiento negativo. Sé que es complicado a veces, pero siempre que podamos, hay que intentar que vean que haciendo lo que hacen no llaman nuestra atención.Es posible que la conducta de nuestro hijo empeore en vez de mejorar. Puede ser muy frustrante, pero indica que el hecho de ignorar la pataleta está funcionando. Nuestro hijo aumentará la intensidad de la pataleta para obtener nuestra atención porque sabe que su mal comportamiento funcionaba antes. Cuando aprenda que el hecho de portarse mal no sirve para captar nuestra atención, su comportamiento empezará a mejorar.

Cómo explicarles lo que esperamos de ellos o la norma:

  • Tenemos que ser claros, directos y concisos. Ponernos a su altura, comprobar que nos están escuchando y atendiendo también a nuestro lenguaje no verbal( cerca de ellos, con algo de contacto físico, con cara seria).
  • Hay que anticiparles lo que queremos que hagan, y qué pasará si no lo hacen.
  • Siempre que podamos, ayudarle. Si ve que tu le ayudas, querrá hacerlo más que si ha de hacerlo solo. Podemos ayudarle las primeras veces, y luego reforzarle el que ya no necesita ayuda porque lo hace muy bien.
  • Aplicar la consecuencia dentro de un tiempo prudencial. No podemos alargar una situación. Si hemos dicho que nos vamos (por ejemplo), damos una oportunidad, dos, pero no más. Ahí le podemos explicar que como hemos dicho una cosa y no la ha cumplido, la próxima vez no lo haremos. Haremos lo mismo si cumple lo que hemos acordado, mucho refuerzo positivo, para que vea que si él cumple, nosotros también.

Otros consejos:

  • No entrar al trapo, ni pensar que esto es un acto contra nosotros. Esto forma parte de su desarrollo y es sano que tengan una racha así. Pero debemos trabajarlo, y hacerles ver que en la vida hay normas, que no siempre podemos elegir, ni hacer lo que queramos.
  • Aprovechar situaciones de calma, positivas, para hacerle ver que cuando hacemos las cosas bien todo el mundo está contento, y a veces hasta tenemos una “recompensa” por ejemplo: un día que todo haya ido bien, sin prisas etc, podemos aprovechar a decirle: “como hoy nos hemos vestido pronto, y tenemos tiempo, podemos ir andando de la manita/con la moto/ir un poco al parque antes de ir a hacer la compra”…. lo que sea. Algo que sepamos que le apetece, y que le haga ver que haciendo las cosas bien todo va bien.
  • Intentar no hacer chantajes: llevarles premios para que se vengan con nosotros sin rechistar, tampoco es bueno que vean que la situación negativa que han provocado nos afecta (que no nos vean desbordados, o llorando).
  • Si hay una situación que se nos está descontrolando o que nos genera un problema diario, podemos usar un sistema de dibujos, pegatinas o algo así. Por ejemplo: si no queremos ir a la cama: Poner con dibujos la secuencia: cenamos – jugamos un poco – nos lavamos los dientes – cambiamos el pañal y nos vamos a la cama con un cuento. “Si hacemos todo esto, tus padres se quedan un minutito en la cama contigo2 (o lo que decidáis en casa). Podemos ir pegando stickers en cada acción  (eso les gusta mucho). Si lo hacemos así cada día, al finalizar la semana, o cuando tengamos X pegatinas, nos vamos a comprar un helado, o nos vamos al parque con las motos. Si no lo hacemos, tendremos que anticiparles la consecuencia: “papá y mamá no se quedan, no hay cuento, etc”
  • Recordad que somos nosotros los que ponemos las normas, y las condiciones, no ellos. a ellos les podemos dar a elegir, siempre dentro de lo que nosotros hayamos decidido.
  • Siempre es más fácil trabajar algún problema de este tipo en equipo, no cuando estamos solos, sin el relevo de la otra persona.
  • También podéis contar la situación en la escuela para seguir trabajando en equipo y que desde allí apoyen el acompañamiento de vuestro hijo  en esta etapa. 

Autora: Lucía Jorquera (Colegio Nclic)

Autoría: Beatriz Garcia


28 de mayo de 2024

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Se conoce como tono muscular al estado permanente de contracción parcial, pasiva y continua de los músculos”. Se trata del estado de reposo de los músculos que ayuda a mantener la postura corporal acorde para cada movimiento. (Definición de Julián Pérez Porto y Ana Gardey, 2012).

El movimiento surge del cerebro, desde el cual se envía la orden a los músculos a través de la médula espinal y los nervios periféricos.

El tono muscular incide directamente en las actividades que nuestros pequeños realizan cada día: guarda una estrecha relación con la postura y el movimiento, y también con los niveles de atención y los estados emocionales. Así pues, el tono muscular está directamente relacionado con los procesos de aprendizaje, por lo que un bajo tono (hipotonía) o un alto tono (hipertonía) puede interferir en estos. 

Es importante que desde que son bebés estimulemos su tono muscular con actividades como mecerles, acariciar y masajear todas sus extremidades de diferentes maneras, como por ejemplo con una pelota de masaje, realizar elevaciones y estiramientos del tronco muscular…

A continuación detallamos una serie de juegos y actividades que ayudarán a vuestros hijos a ejercitar el tono muscular. Los clasificaremos en actividades de motricidad gruesa y actividades de motricidad fina.

ACTIVIDADES DE MOTRICIDAD GRUESA:

  • El gateo desarrolla fuerza en las manos y estabilidad en hombros, aporta propiocepción en muñecas, codos, caderas, hombros y rodillas.
  • Suspensión en una barra: fortalece brazos y tronco.
  • Hacer el puente: Desarrolla la estabilidad de los hombros, brazos y manos.
  • Arrastrarse como soldados o como indios.
  • Girar sobre sí mismo.
  • Hacer la carretilla nos ayuda a fortalecer los brazos hombros y manos.
  • Saltar nos ayuda a fortalecer el tronco y las piernas: podemos animarles a saltar a la pata coja, con los pies juntos, saltar desde un bordillo, de un aro a otro.

ACTIVIDADES DE MOTRICIDAD FINA: 

  • Rasgar papeles de diferentes texturas y grosor (papel seda, de periódico, celofán…) estimula y fortalece el movimiento de las manos.
  • Abrir y cerrar pinzas de la ropa ayuda a trabajar los músculos de las manos.
  • Abrir y cerrar cremalleras.
  • Exprimir limones y naranjas con un exprimidor es un excelente ejercicio para desarrollar el control y la fuerza manual.

Una buena estimulación del tono muscular de nuestros hijos desde bien pequeños nos ayudará a prevenir dificultades de aprendizaje más adelante. Y recuerda, ante cualquier duda, siempre es aconsejable consultar a un especialista.

Autora: Beatriz García (Colegio María Teresa)